Pandemia 2020, nos marcó y efectivamente no estábamos preparados; sabíamos que algo de esto iba a suceder, sabíamos después que paso que era obvio. Pero lo importante fue el impacto que tuvo y las oportunidades que creó, nos llevo a transformarnos, no había una disposición de tiempo, pasamos más tiempo en casa, todo cambió.

Algunas organizaciones pudieron avanzar muy bien en su trabajo, a otras les costó un poco más adaptarse y la salud no fue ajena a ella. Del lado digital y no en la tecnología médica, porque si un aparato se dañaba teníamos el técnico que lo reparaba.

En el software, en nuestro sistema de información de salud teníamos un atraso significativo, en los propios sistemas operativos seguíamos teniendo atrasos y vino la avalancha, empezaron a existir nuevas aplicaciones, aplicaciones muy complejas a nivel de software, casi todos los países lanzaron aplicaciones para compartir información, combatir los fake news y también para que los pacientes y ciudadanos pudieran registrar sus síntomas, realizar tele consultas, todo esto fue desarrollado rápidamente y así aparecieron tecnologías emergentes. 

Todo fue creado rápidamente, todas estas aplicaciones no tenían un plan estratégico, fueron evolucionando en el día a día, no hubo capacitación, no hubo alfabetización digital; muchos se desarrollaron como temas de información, otros de monitoreo, otros de resultados de análisis clínicos, agendas de vacunas, etc. 

A nivel de la atención paso lo mismo, muchos hospitales y clínicas evolucionaron; La ciudadanía adopto las evoluciones, utilizaron las herramientas digitales, hicieron un seguimiento. Pero allí comenzamos a  encontrar algunas deficiencias, comenzamos a ver que tantas soluciones, no contribuían a la historia del paciente. 

¿Qué tan integrados están nuestras aplicaciones? ¿Qué respaldos jurídicos tienen?

Hicimos mucho, pero nos faltó la visión completa. Todo llevaba en algún momento contactar a alguien, esto aumento costos. Ahora debemos ver como integramos lo ya desarrollado y  para que estos servicios estén integrados tenemos que trabajar muchísimo.

¿Cómo están trabajando los países?

Hoy en las Américas hay más de 8 países que ya tienen en la agenda la digitalización, tienen sus objetivos y 5 países que están creando los procesos de elaboración de digitalización que es necesario. Todos debemos estar integrados, para que cuando una persona vaya a atenderse tenga por lo menos la información mínima necesaria para  una atención oportuna.

Esto no significa que todo el mundo tiene que tener el mismo sistema, cada uno debe tener su propio sistema, lo que necesitamos es que exista interoperabilidad.

Independientemente del sistema que utilicemos debe existir una interoperabilidad. Lo importante es definir qué datos vamos a mover y cuál es el roll de cada uno en el sistema, para tomar decisiones y trabajar en una agenda digital, hay que dar gobernabilidad. 

¿Qué entendemos por Gobernanza de una iniciativa de transformación digital de salud? 

Es el arte de dar gobernabilidad a la iniciativa enfocada en: Los objetivos y mejoras sanitarias del país, la participación de todo el ecosistema involucrado en brindar salud a la población, el ciudadano o paciente debe recibir una atención oportuna, con acceso y de calidad, el personal de salud debe contar con mayor información para la toma de decisiones clínicas y mayor acceso a tecnología medica. 

La Gobernanza de transformación digital en salud, enfocada en Panamá, no es más que un documento, con nivel legal, donde se establecen las pautas que nos llevan a los objetivos ya mencionados. Esta norma, con carácter de Ley, debe establecer los estándares de interoperabilidad, establecer los datos en áreas obligatorias de información a compartir entre el MINSA, CSS y el sector privado para satisfacer dichos objetivos; y recomendar los contenidos a solucionar (entiéndase por esto a los módulos, departamentos, programas o servicios de salud) con diferentes aplicaciones de software que ya utilicen las organizaciones o con nuevas. Los lineamientos de esta gobernanza por Ley deben venir de la Autoridad de Innovación Gubernamental (AIG) que por su nombre se cae de su peso su labor. No del MINSA, no de la CSS, en donde cada uno tiene leyes que prácticamente impiden compartir sus bases de datos y dónde existen muchos conflictos pasionales para no decir de interés por cada uno, y parece perfecto que un tercero lo haga. Como no existe tal norma de interoperabilidad en salud, cada institución pública anda buscando proveedores en sistema que tienen cosas muy buenas pero no comparten información y en el sector privado se siguen masificando soluciones de software mediocres que no tienen el nivel tecnológico para integrarse con otros sistemas. Ten cuidado que de seguro utilizas una de esas.